Copa Mundial 1930

Copa del Mundo de fútbol 1930

Anfitrión: Uruguay
Campeón del Mundo: Uruguay
Subcampeón: Argentina
Tercer lugar: EE.UU.
Cuarto lugar: Yugoslavia
Pichichi / Bota de Oro: Guillermo Stabile – 8 Goles
Participantes: 13 (Argentina, Bélgica, Boliva, Brasil, Chile, Francia, Mexico, Paraguay, Perú, Rumania, EE.UU., Uruguay, Yugoslavia)

Luego de que los juegos olímpicos de 1924 y 1928 fueran reconocidos como competencias oficiales, la FIFA decidió que sería tiempo de tener su propia competición. La idea tuvo buena acogida, y seis países se mostraron interesados en organizarla, a saber: Italia, Hungría, los Países Bajos, España, Suecia y Uruguay. Como forma de demostrar la descentralización del fútbol y apoyado en el hecho de que la Primera Guerra Mundial estaba todavía muy fresca como para que se realizara en Europa, Jules Rimet (en ese entonces presidente del organismo rector) sugirió que la competencia fuera en el país sudamericano, último bicampeón olímpico y que cumpliría el Centenario de la Jura de su Constitución en 1930. Uno a uno los europeos fueron cediendo, hasta que Uruguay fue elegido como único candidato firme.

Algunos datos que reflejan la precariedad de este Mundial comparada con los actuales: se jugó en una sóla ciudad sede, en tres estadios distintos, y todos los participantes se decidieron por invitación. Además, Egipto pidió la postergación de sus partidos debido a que la embarcación desde África demoraría más de lo esperado, y ante la negativa de la organización quedó descalificado.

Distinta fue la situación de los equipos europeos, que se negaron a viajar para la competición. Alegaron que la reciente crisis había afectado la coyuntura económica y que costear el viaje sería imposible. A pesar de que el organizador les haya ofrecido pagar el traslado y el alojamiento, los del viejo continente volvieron a rechazar la invitación, dando motivos para pensar que lo que se realizó fue un boicot. Apenas Francia (por la lucha de Rimet), Bélgica, Yugoslavia y Rumania, este último con una representación amateur conformada por trabajadores de una petrolera, fueron los encargados de representar a Europa. El torneo se realizaría en cuatro series, de las cuales el primero de cada uno clasificaría a la segunda fase (o de semifinales).

Lucien Laurent entró en la historia al ser el autor del primer gol de las Copas Mundiales, en el encuentro que en el Estadio de Pocitos (que luego fue destruido y hoy en día es una serie de edificios), Francia derrotó por 4 a 1 a México. Ese partido estuvo plagado de curiosidades, ya que también se dio la primera salida por lesión (la del portero francés Thepot) y el primer gol en propia meta (del méxicano Manuel Rosas).

Dos días más tarde, en el partido que disputaron argentinos y franceses se dio otra historia que será recordada por siempre. Los sudamericanos ganaban 1-0, cuando en el minuto 84 el delantero galo Langiller corría sólo hacia el arco rival para marcar el empate. Sin embargo, el árbitro brasileño Almeida Rego decide terminar el partido. Furiosos, los espectadores uruguayos (que querían la eliminación de los del otro margen del Río de la Plata) saltaron al campo de juego para reclamar que se jugaran los 6 últimos minutos. Lo lograron, y a pesar de que los jugadores ya estaban en las duchas, volvieron al campo. Eso sí, el marcador permaneció incambiado.

Yugoslavia, Estados Unidos, Argentina y Uruguay serían los cuatro en llegar a semifinales. Ambos partidos terminarían con igual resultado: 6 a 1, con charrúas y argentinos triunfando ante yugoslavos y norteamericanos, respectivamente.

Se dio la final que todos esperaban, con los dos equipos más fuertes de ese momento, en lo que sería la revancha de la definición de los Juegos Olímpicos de París 1924. Argentina se iría al entretiempo con un 2-1 arriba en el marcador, con anotaciones de Peucelle y Guillermo Stábile (goleador del Mundial) en Argentina y Dorado en Uruguay, pero en la segunda mitad goles de Cea, Iriarte y Castro colocarían el 4-2 final a favor de los uruguayos.

La primera gran fiesta culminó con victoria local. La Copa Jules Rimet estaba en manos de lo que a esa altura era el mejor equipo del mundo.